Sit tibi terra levis Isabel II

ElComunero.

Septiembre/22

No voy a ser original en mi columna de este mes, lo siento. Ya sé que estás hasta el gorro de Isabel II, y de escuchar entrevistas incluso de a los tanatopractores que han pintado sus cerúleos labios para que entre tanto ir y venir permanezca presentable. Sin embargo hay otros aspectos de los que no se habla, y ya sabes que los “mediterráneos” solemos remar contra la corriente de lo establecido, sobre todo cuando lo establecido, está establecido por otros cuyos intereses nada tienen que ver con los de la mayoría.

Me voy explicando.

La muerte de Elizabeth Windsor viene a recordar al mundo y a los trabajadores de toda Gran Bretaña, que la abolición de la monarquía sigue siendo un tema apremiante e importante. 

Es una oportunidad única, ahora más que nunca, que Gran Bretaña debe convertirse en una república moderna. Una pequeña secta de mestizaje de una aristocracia en decadencia no puede y nunca reflejará los intereses de los trabajadores en Gran Bretaña en el caso que nos ocupa, ni en el de otros países y pongo al nuestro, Spain, por caso.

La imposición de un jefe de estado obscenamente rico, no representativo y no elegido es ofensivo para todos los trabajadores y para la sociedad en general. Pero esto no es sólo una cuestión de importantes principios democráticos e igualitarios. Esta monarquía continúa siendo un símbolo y una herramienta importante del estado británico y su aparato para mantener el control. Igual ocurre aquí.

La riqueza de la Familia Real y las propiedades de la Corona, vastas extensiones de tierra y recursos en toda Gran Bretaña, son siglos de riqueza robada a las clases populares del este país, y a los pueblos oprimidos y explotados de las colonias británicas, que no han sido pocos.

La posición del monarca como jefe de estado no solo de Gran Bretaña, sino también de varias antiguas colonias y como jefe de la Commonwealth juega un papel simbólico e ideológico importante en el mantenimiento del imperialismo británico en todo el mundo.

Los medios de comunicación estatales y monopólicos de Gran Bretaña y también los de aquí, ya han canonizado y seguirán canonizando a Elizabeth Windsor como una "servidora pública incansable". Nadie puede definir genuinamente el servicio público como nunca trabajar un solo día en sus 96 años en la tierra y vivir en una riqueza obscena todos los días, mientras está rodeado de pobreza y sin hacer nunca nada para al menos paliarla.

Elizabeth Windsor nunca criticó el imperio colonial racista de Gran Bretaña. Nunca criticó ni se disculpó por su esposo notoriamente racista. Nunca rehuyó asociarse con dictadores en interés del estado británico. Usó dinero público para financiar la defensa legal de su hijo presuntamente pedófilo. 

Elizabeth Windsor es también un símbolo de la institución arcaica, corrupta y racista. Suya es también la arrogancia del poder y la riqueza hereditarios y desenfrenados.

La clase dominante de Gran Bretaña, a través del estado y los medios, intentará usar esta muerte para distraer la atención de la llamada crisis del costo de vida y la creciente militancia industrial, y socavar la huelga que llega. Sus llamados a la 'unidad' y al 'respeto', son en realidad demandas de colaboración entre clases en beneficio de una.

Se me ocurren algunas maldades:

Carlos nunca debería convertirse en 'rey'. La muerte de Isabel debería ser la muerte de la monarquía misma.

La abolición inmediata de la monarquía y su sustitución por un jefe de estado elegido democráticamente.

La nacionalización del Patrimonio de la Corona y la expropiación del patrimonio personal de la Familia Real para el bien público.

Redistribución y reparación de toda la riqueza robada por la Familia Real de las antiguas colonias británicas.

Sería luego, un ejemplo a seguir en otros lugares y por otras Casas Reales.


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