En 20 años todos Calvos
Josemi Montalbán.
Junio/25
"Rememoro asqueado todo ese dolor, toda esa miseria, todo ese necrófilo (si, necrófilo) negocio, todo ese mercadeo impúdico y enriquecimiento que obtienen algunos especulando impunemente con la vida de las gentes, generalmente los mismos que cuando están fuera del gobierno se pasan los días conspirando y exigiendo responsabilidades por nada, y rasgándose las vestiduras por todo, prometiendo que ellos son la solución y los demás siempre el problema; pensando en las más recientes tragedias padecidas en España".
El 26 de mayo de 2003, un avión con, 62 militares españoles a bordo, y otros 13 miembros de la tripulación, ucranianos y bielorrusos, se estrelló en las inmediaciones de Trabzon en Turquía.
En el accidente murieron todos, aquellas 75 personas perdieron la vida cuando los militares españoles regresaban a España tras participar durante cuatro meses y medio en una misión internacional de ayuda humanitaria en Afganistán y Kirguistán.

Accidente del Yak42 en Trabzon
La tragedia se debió a las ínfimas condiciones que presentaba el aparato en el que volaban los militares españoles, un vetusto Yakolev 42-D de la compañía Ukrainian Mediterranean Airlines LTD, subcontratada por otra compañía, la Chapman Freeborn Airmarketing GmbH con la que el gobierno del Partido Popular presidido por Jose María Aznar, y a través de su Ministerio de Defensa, dirigido por el ministro Federico Trillo había suscrito en 2002, mediante la Agencia de Mantenimiento y Abastecimiento de la OTAN, un acuerdo comercial, de esos donde todos ganan, pero para que todos ganen algunos tienen que morir, porque un avión en óptimas condiciones sale más caro que un ataúd con alas y nadie quiere reducir su porcentaje de beneficio, y al fin y al cabo militares hay muchos, pero son pocas las oportunidades que se presentan de hacer un buen negocio.
Dos días después del accidente se celebró un funeral de Estado en la base de Torrejón de Ardoz en Madrid, en cuyo patio de armas se instalaron los 62 ataúdes que contenían los restos de nuestros soldados, unos restos que, en la premura del gobierno de Aznar por enterrar la tragedia lo antes posible y regatear las investigaciones que presumiblemente apuntarían como responsable de la tragedia a su ministro, recogió a toda prisa y sin ninguna consideración los cadáveres de los militares, mezclando los cuerpos, muchos de ellos fueron incinerados, dejando a las familias de los fallecidos tan indignadas como indefensas.
Funeral de Estado en memoria de los 62 militares fallecidos.

Un gobierno del Partido Popular, el mismo que un año más tarde, tras otra tragedia vivida en la capital de España el 11 de marzo de 2004, intentó engañar a los españoles asegurándoles que el más grave de los atentados terroristas padecidos en España era obra de asesinos etarras, cuando la realidad era que se trató de un ataque yihadista en represalia por la participación de nuestro país en la guerra de Irak, una guerra a la que nos arrastró con más mentiras un indigno presidente del gobierno, Jose María Aznar.
Nadie pidió perdón a las familias de las víctimas del Yak, tampoco a las víctimas del 11M. Federico Trillo fue premiado con una embajada en Londres, y Aznar con un excelentemente retribuido puesto en una compañía energética; un par de militares y un minero de Asturias pagaron la factura penal de tanta falacia e indignidad, mientras absolutamente nadie asumió responsabilidades políticas por tanta muerte y dolor.

José María Aznar, responsable de la tragedia del Yak42 y del 11M.

Federico Trillo, ministro de Defensa del gobierno Aznar.

Ángel Acebes, ministro de Interior del gobierno Aznar.
Y hoy, rememoro asqueado todo ese dolor, toda esa miseria, todo ese necrófilo (si, necrófilo) negocio, todo ese mercadeo impúdico y enriquecimiento que obtienen algunos especulando impunemente con la vida de las gentes, generalmente los mismos que cuando están fuera del gobierno se pasan los días conspirando y exigiendo responsabilidades por nada, y rasgándose las vestiduras por todo, prometiendo que ellos son la solución y los demás siempre el problema; pensando en las más recientes tragedias padecidas en España, y que han dejado una enorme lista de muertos directamente relacionados con la magnífica siempre gestión del Partido Popular, 7291 españoles condenados por imposición de unos protocolos asesinos aprobados por el gobierno de Isabel Díaz Ayuso a una inhumana muerte en las residencias de mayores de la Comunidad de Madrid, de las que parece que el marrón penal, que, de pura casualidad, no ha prescrito, se lo van a comer dos segundones, y en los más de dos centenares de ahogados en Valencia durante la DANA, mientras Carlos Mazón degustaba buen marisco o un buen muslo, en el Ventorro.

Isabel Díaz Ayuso, responsable de los protocolos asesinos que condenaron a morir en espantosas condiciones a 7291 madrileños.

Carlos Mazón, presidente de la Generalitat de Valencia que estuvo desaparecido durante lo peor de la DANA, dejadez de funciones que, probablemente, costó la vida de más dos centenares de valencianos.
Quizá dentro de otros veinte años, y ante nuevas tragedias ocasionadas por la magnífica gestión que siempre desarrolla el Partido Popular cuando tenemos la desgracia de, por su mala cabeza de usted, Pérez, padecer sus gobiernos, estemos escribiendo sobre las nunca asumidas responsabilidades por las vidas consumidas durante los gobiernos de Isabel Díaz Ayuso y Carlos Mazón, o los excelentes gestores del Partido Popular que aún nos reste por padecer en las dos próximas décadas, donde todos, unos y otros, estaremos calvos.
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