El desastre de Annual
Jaime Tenorio.
Julio/25
El 22 de julio de 1921, tiene lugar el "Desastre de Annual". La extraordinaria derrota del ejército español en el protectorado de Marruecos, ante las tropas rifeñas de Abd-el-Krim, contabilizando unas bajas de más12.000 soldados españoles muertos.
Los españoles, mal preparados, peor equipados y caóticamente dirigidos por el general Manuel Fernández Silvestre y su corte de ineptos y enchufados jefes y oficiales, condujeron a miles de soldados pobres (en aquel tiempo los ricos, pagando, se libraban de ir a la guerra) despreciando por completo la vida humana en una absurda estrategia que derivó incluido en una investigación gubernamental, que no ser por el golpe de estado de Primo de Rivera en septiembre de 1923, hubiera inculpado a toda la cúpula militar española, incluido el rey Alfonso XIII, pero tras el golpe, se dio carpetazo al tema, y para callar a las familias de los soldados sacrificados se condenó al general Berenguer, que nunca estuvo a la altura de su responsabilidad, pero fue el menos responsable de todos aquello mandos incapaces e inútiles, quien fue amnistiado por el rey, y más tarde nombrado Presidente del Consejo de Ministros, en un descarado acuerdo entre golfos.
Se trató de uno de los episodios más dolorosos y decisivos de la presencia española en Marruecos que dejó al descubierto la improvisación e incapacidad con la que se desenvolvían los mandos españoles que no solo desconocían el terreno por el que avanzaban ya que no habían tenido la prudencia de enviar exploradores en vanguardia, ni patrullas de reconocimiento, tampoco habían planificado correctamente el avituallamiento de las tropas, ni la rápida intervención de los refuerzos de ser estos necesarios. Los días previos a la partida de los soldados fueron un auténtico festival de malas deciones, de irresponsabilidad, de errores garrafales y un monumental desastre de logística y planificación que comenzó lejos de las montañas del Rif, en los salones de los palacios y ministerios de Madrid.
La ofensiva emprendida por el general Manuel Fernández Silvestre, al mando de un contingente de tropas más equipadas, los soldados españoles no estaban preparados para soportar las elevadas temperaturas con las que se iban a ver obligados a marchar en interminables jornadas a pie, contra un ejército rifeño motivado y conocedor del terreno, acostumbrado a la dura climatología del lugar, estuvo, desde un principio, destinada al fracaso.

Al contrario que las fuerzas españolas, los rifeños contaban con un mando inteligente, buen planificador y que se había ocupado de estudiar a su enemigo, Abd el-Krim, un nacionalista árabe descendiente de una familia acomodada del Axdir (Marruecos) que desde muy joven abrazó la lucha contra el colonialismo occidental en su tierra, fue un hombre bastante más preparado que muchos de los generales que le hacían frente, su educación universitaria que incluyó capítulos incluso en la Universidad de Salamanca, su alto nivel social y su educación tradicional le abrieron muchas puertas de los palacios madrileños, por lo que su conocimiento de los entresijos y corrupciones de la alta sociedad española no tenían secretos para él. Llegó incluso a a trabajar para la administración colonial española en posiciones como traductor y secretario en Melilla, lo que le permitió familiarizarse con las estrategias y mecánicas con las que se desenvolvía la administración colonial, y conocer de primera mano la lenta e ineficaz burocracia española, todo ello le permitió a partir de 1915, cuando se involucró de lleno en la idea de autodeterminación de su pueblo, maniobrar con ventaja respecto de los muy torpes mandos españoles que, a pesar de contar con oficiales capacitados y buenos estrategas, muchos de ellos con experiencia en combate, estaba bajo las órdenes de señoritos de familia bien y enchufados en busca de un mérito de guerra que les permitiera medrar en la corte, que en su vida habían disparado un rifle y solo servían para lucir un uniforme que deshonraron al sonar el primer disparo rifeño.

Las secuelas del desastre de Annual, más de 12.000 españoles muertos, casi 3.000 de ellos degollados cuando ya se habían rendido en el reducto de Monte Arruit, no se limitaron al ámbito militar. La derrota desencadenó una crisis política que debilitó la imagen del gobierno español de la época, con responsabilidades que alcanzaban al propio rey, quien en un intento de zanjar la ira de las familias de los soldados muertos que tuvieron conocimiento de lo sucedido por la presan gala, forzó la dimisión de Manuel Allendesalazar, presidente del Consejo de ministros. Además, provocó una reestructuración interna del ejército: se replantearon las tácticas de combate, se incrementó notablemente el presupuesto para el Ejército de África y se impulsaron reformas en la organización y el equipamiento de las tropas.
Mientras la imagen de los militares españoles quedó manchada por los acontecimientos, la figura de Abd el-Krim trascendió su época. Sus estrategias de guerrilla han sido estudiadas por todos los movimientos revolucionarios, y su legado se tornó en un símbolo de la lucha anticolonialista. Pero su papel no fue solo el de un combatiente contra las potencias coloniales de España y Francia, también supo manejarse ante las complejidades que se le presentaban en la idea de consolidar un proyecto de autonomía para su pueblo.
El sueño de autonomía rifeña que abrigó Abd el-Krim, acabó con la contraofensiva hispano-francesa iniciada en 1925 y que terminó derrotando a los rifeños en 1926, sin embargo, la figura de Abd el-Krim, que murió de causas naturales en el Cairo en 1963, siguió siendo un icono inspirador para los movimientos de liberación en el mundo árabe.
Abd el-Krim es un héroe árabe creado, más que nos pese, por la ineptitud, la soberbia y la incapacidad de unos militares españoles en África, los mismos inútiles y traidores que una década después embarcarían a su país en una cruel y sangrienta guerra civil, a la que siguió un largo periodo de oscuridad y crímenes bajo la dictadura de uno de ellos.
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