True Things
Por: Lector Impertinente.
Septiembre/22
True Things es un drama psicológico dirigido por Harry Wootliff (Only You, Deep Water) que también coescribe el guion junto a Molly Davies, adaptando la novela «True Things About Me» de Deborah Kay Davies. La historia sigue a Kate, una mujer de mediana edad, soltera, con un trabajo y vida rutinarios, que se embarca en una relación sexual clandestina con un hombre que acaba de salir de la cárcel. Está protagonizada por Ruth Wilson (Mrs. Wilson, Luther), Tom Burke (Furiosa, The Show), Hayley Squires (Adult Material, La serpiente de Essex), Tom Weston-Jones, Elizabeth Rider, Melissa Neal, Robert Goodman y Chris Brazier.
La película se ha estrenado en España en Filmin el día 24 de junio de 2022.
Un retrato psicológico femenino bajo las últimas tendencias estéticas del cine indie
True Things es una de esas películas que me produce una fuerte dicotomía como espectador. Por un lado, me parece un filme que trata temas interesantes y que encuentro bien realizado e interpretado, pero, por otro lado, me molesta bastante ese tono autoral impostado y la sensación de una solemnidad que está muy por encima de la profundidad real que posee la propuesta. Me refiero, por ejemplo, a la sempiterna elección del formato de pantalla en 3/4 que se ha convertido en una seña de identidad del cine independiente, sea cuál sea la historia que se quiera contar, o algunos desenfoques de cámara no siempre narrativos que proliferan desde la instauración del cine digital en los rodajes-grabaciones. Son signos de presunta qualité que me desesperan e inducen a pensar en la falta de personalidad de la mayoría de realizadores actuales.
Pero más allá de estas consideraciones puramente estéticas, el filme de la británica Harry Wootliff es un poderoso retrato psicológico con prisma femenino que rezuma pasión en su adaptación de la novela «True Things About Me» de Deborah Kay Davies. La trama se centra en Kate Perkin (Ruth Wilson), una oficinista que en su (in)madurez vive una etapa de incertidumbre y profundo aburrimiento. Soltera y solitaria, sin expectativas ni grandes sueños, tiene un trabajo rutinario al que siempre llega tarde, unos padres que la tratan como a una niña y un entorno donde lo normal sería haber escogido el camino predispuesto socialmente de formar una familia como fin en sí mismo. Es el caso de su única amiga, Alison (Hayley Squires), una mujer con carácter que debe conciliar el trabajo en la oficina con la exigencia que supone el cuidado de sus hijos. Pero esa no es la vida que Kate desea, nunca lo ha hecho, así que como forma de evasión o, tal vez, rebeldía de espíritu adolescente, inicia una relación sexual clandestina con uno de sus clientes, Blonde (Tom Burke), un hombre de aspecto rudo que acaba de salir de prisión.
Una relación tóxica
El núcleo central de la historia de True Things lo ocupa esa extraña relación de dependencia emocional que pasa por distintas fases, desde el deseo carnal hasta el enamoramiento romántico, pero que casi siempre es una relación tóxica donde Kate sufre la manipulación de Blonde. Wootliff hace uso casi siempre de una cámara en mano nerviosa e inmersiva que sigue en primer plano a la mujer durante su periplo emocional, por cierto, una fantástica y generosa Ruth Wilson. La fotografía de Ashley Connor, se edulcora en exceso, pero podríamos considerarla deudora de la tradición del realismo sucio y de la crónica social británica para enmarcar a un personaje tratado con cariño pese a sus imperfecciones y contradicciones.
De hecho, por un momento, el guion escrito por Molly Davies parece querer derivar un trabajo de tono introspectivo sobre la desazón generacional ante las expectativas no cumplidas hacia un tratado abstracto sobre la esquizofrenia. Eso sucede cuando a base de actitudes incoherentes por parte de la protagonista se nos hace dudar de la propia existencia de Blonde que podría ser fruto de su imaginación (en un diálogo se hace referencia incluso a un amigo imaginario en la infancia), pero finalmente la historia no va por ahí. Es una muestra de la falta de control narrativo existente en la parte central de la película en la que no sabemos muy bien hacia donde nos dirigimos.
Viaje de autodescubrimiento
Es durante un viaje a España, rodada en Málaga, cuando Kate encaja, por fin, en sus zapatos (una metáfora que se repite varias veces en el guion), incluso aunque sea con unas deportivas que no combinan bien con su vestido de boda. Sin duda, es un cierre luminoso para una road movie emocional en la que Kate asume que su verdadera necesidad afectiva es quererse a sí misma, liberándose de cualquier atadura social o sentimental que le impida desarrollarse como persona y hallar su propio camino. El clímax final del filme acontece en una discoteca con Kate bailando desbocada bajo el influjo de la desgarradora y enrabietada voz de P.J. Harvey cantando el «Rid of Me». En un momento dado, toda la gente que baila a su alrededor desaparece y se queda ella sola en cuadro, es la poética manera que tiene Wootliff de visualizarnos ese viaje de autodescubrimiento.
Sensualidad
True Things es un drama psicológico intenso que explora la sensualidad femenina y, especialmente, las barreras mentales que deben superar las mujeres en una sociedad patriarcal que les exige unos comportamientos cíclicos (estabilidad, complaciencia, tener pareja, ser madre…). El resultado es tan imperfecto como sugestivo, donde los bajones de ritmo se compensan con creces a través de imágenes arrebatadoras que reflejan a la perfección la angustia contemporánea derivada de las decepciones sobrevenidas al llegar a la edad adulta.
La llave de esa posible fuga es un expresidiario. Interpretado por Tom Burke, actor con un rostro peculiar, conocido por protagonizar la curiosa The Show. Su labio hendido y el pelo teñido de amarillo le da una presencia especial al personaje, ideal para recrear un tipo que recuerda a Mickey Rourke en 9 Semanas y Media. Desde el primer momento se ve que tipo de persona es, pero Kate lo necesita. Con un poco de caso y sentir que puede atraer a un hombre, a ella ya le pone a mil. Da igual los malos gestos que le haga, no importa ni siquiera no saber el nombre, para ella es el príncipe azul. La persona que le da sentido a su vida. Es una droga difícil de abandonar.
La directora Harry Wootliff vuelve a contar una historia de amor. En su ópera prima, Only You, se decantaba por el amor idealizado y con True Things cambia radicalmente, relatando una relación tóxica. Interesante el uso del formato de pantalla en 4:3. Dando, tanto a los personajes como al espectador, la sensación de agobio en la que vive la protagonista, además de encerrar aún más a los personajes con planos cortos. Si Kate no puede respirar, tampoco lo hará la película. Es claustrofóbica. Harry Wootliff utiliza la cámara para transmitir cada sensación de Kate. Sus estados de tristeza, de felicidad, de enfado…
Es una pena que no le haya interesado a la directora, una mayor presencia de escenas de sexo. Al principio parece que sí van a tener, el primer contacto con Blonde es corto, intenso, con pequeñas dosis de erotismo. Kate no necesita mucho para perder las bragas y dejarse llevar. Sus sueños eróticos por fin hechos realidad. En ese encuentro la directora aprovecha muy bien para dejar claro los roles de cada personaje. Esa intensidad sexual inicial se va diluyendo. Aunque en Only You no le pasó, en True Things da la sensación de cohibirse y de no ir a por algo más carnal. La directora va abandonando poco a poco el sexo, eligiendo caminos más psicológicos.
True Things es una película que hará sufrir al espectador, impotente, por no poder ayudar a Kate. Como una amiga que ves que se lía con la persona equivocada y que no escucha por mucho que se lo digas. Tampoco lo necesita, al final las personas deben de caer y levantarse por sí mismas para no tener que repetir los errores. Aprender de uno mismo, aunque a veces no resulte y se vuelva al punto de partida una y otra vez. Kate necesita escapar, encontrarse en un mundo donde no tiene su sitio.



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