Desaparecidos
Por: Lector Impertinente
Julio/22
- Buena parte de los actores son para echarse a llorar.
- Que ya estamos un pelín hartos de polis guapos y guapas con caras de palo y de tensiones sexuales no resueltas que mejor que se resolvieran en el capítulo cero y así nos dejaban descansar de tanto gilipolleo.
- Los guiones dejan mucho que desear y que hay situaciones realmente increíbles que dan bastante vergüencita.
Todo esto es cierto, pero teniendo en cuenta que últimamente todas las series que me he puesto a ver, tanto de producción nacional como extranjera, me han aburrido soberanamente, tengo que decir en favor de ésta que por lo menos está entretenida y las tramas son interesantes. Si haces un pequeño esfuerzo y corres un tupido velo sobre todos esos defectillos que he enumerado anteriormente, la serie se deja ver.
Y luego ahí están Mínguez y Echanove, que siempre gusta verlos, aunque el perfil psicológico de sus personajes sea de pura pena. Pero cuando un buen actor coge un papel, por chusquero que sea, algo exprime y algo saca.
Y luego tiene otra cosa buena. A pesar del excesivo edulcoramiento, de las caras de palo, de los diálogos a menudo sonrojantes o de las tramas secundarias que sobran, al menos no se adhiere totalmente al discurso políticamente correcto. Hay casos de tías que son malas y mienten (síiiiiiiii, lo prometo, palabra), hay hasta algunos hombres, varones heterosexuales, que son buenas personas. Sí, sé que es difícil de creer, pero los hay. Y eso hoy en día es muy de agradecer.
Eso de que en una serie española actual no todos los tíos sean violadores potenciales ni todos los inmigrantes sean buenísimas personas, que algunas mujeres sean auténticas arpías y hasta alguna que otra psicópata... eso es muuuuuy raro. Y merece premio porque es "rara avis". Creo que es la única de todas las que he visto en los dos últimos años. Y creo que es porque la serie, aunque no reproduzca exactamente casos reales, sí se basa en muchos de ellos. Y en la vida real hay gente buena y mala, de todos los sexos, religiones, razas y procedencias. Si haces una serie sobre desapariciones de todo pelaje y no dejas ver esa realidad nadie se la va a creer.
Tienes que poner situaciones variadas, que al espectador les suenen, que las hayan visto en la tele y oído en la radio. Y eso es lo mejor que han hecho Miguel Ángel Vivas y Jacobo Marcos, contar los casos tal cual, por supuesto con sus licencias poéticas, pero respetando el fondo, aún a riesgo de que puedan acusarles de cualquier cosa en esta cultura de la cancelación horripilante en la que vivimos: de xenofobia, gordofobia, homofobia, gafofobia... Cualquier fobia es buena, basta con que cuentes una historia en la que alguien de un colectivo determinado no salga muy bien parado. Y ya estás listo de papeles.
Le falta crudeza, oscuridad y verdad. Se olvida de abordar algunos temas que parece que son evitados para no hacer al espectador sentirse incomodo o molesto en algún momento. Y esto acaba por incomodarte y molestarte aún más. Hablar de pederastia, agresiones sexuales y secuestros y asesinatos de niños o adolescentes no es agradable. Ciertamente no lo es. Es un tema muy escabroso y perturbador. Pero negar una realidad que existe y con la que convivimos a diario, resulta mucho más lamentable, ofensivo y cobarde. Tanto para las víctimas como para sus familiares. Porque si de algo peca ‘’Desaparecidos’’ es de un buenismo malogrado en la concepción de su trama y desarrollo, de personajes que son un puro estereotipo que no da más de sí y de actores que no están al nivel y tienen muchísimo tiempo en pantalla.
Bueno, vamos a ver. He estado leyendo unas cuantas críticas de esta serie y la verdad es que me ha dado hasta penilla. Hay que ver cómo somos con la producción nacional. No tenemos compasión, de verdad.
Ahora, dos años después, llegó la segunda temporada. Supongo que si la han hecho es porque estaban obligados por un contrato con Amazon, y se nota en general la falta de ganas, de presupuesto y de ideas. En el cuadro actoral, repito y termino, destacan por encima de los demás Chani Martín, Amanda Ríos y Elvira Mínguez, mientras que el papel de Michelle Calvó sigue siendo lamentable, pues es muy mala actriz y solo está atenta a poner caritas para que alguien se fije en lo mona pero inexpresiva que es.
Y poco más que contar, ¡ah!, si, parece que precisan de unas clases básicas de cómo funciona la organización policial española, en especial ese "detallito" de que, fuera de las comunidades autónomas con policía propia, la policía nacional sólo actúa en núcleos urbanos y que todo suceso que ocurra en el campo, en la montaña o en núcleos rurales o pequeñas ciudades es competencia de la Guardia Civil.


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