La Puesta a punto de la Guillotina
Josemi Montalbán.
Agosto/25.
La investigación contra el exministro Cristóbal Montoro, su presunto tenderete para la venta de leyes a través del despacho que fundó, Equipo Económico, o la supuesta utilización torticera del Ministerio de Hacienda para hacerse con datos fiscales de ciudadanos a los que más tarde poder chantajear, con ser un tema muy serio, casi no es lo más escandaloso de la gravísima trama de corrupción que encabezó el hombre de hierro del último ejecutivo de Aznar y los gobiernos rajonianos. Porque mientras España se hundía empujada al fondo por el peso de los salvajes recortes impuestos por Montoro, la inmensa corrupción de las infinitas tramas corruptas aisladas de la organización criminal Partido Popular, y el peso de miles de españoles que eran desahuciados a diario de sus hogares, lastrada con el desempleo, como consecuencia de la reforma laboral de la ministra Báñez, que dejó sin derechos a los trabajadores y firmó una bula ministerial a los empresarios, se incrementaba hasta rozar la estratósfera; un ministro y su equipo ministerial presuntamente se hacían de oro, aprovechando su patente de corso fascista, y un Fiscal Jefe anticorrupción, Alejandro Luzón, le ponía trabas y le complicaba las acciones a una fiscal con dos ovarios, Carmen García Cerdá, empeñada en investigar lo que intuía que era un mercado persa de leyes, en el que las grandes compañías pagaban para que se legislará a su favor, que nunca es el favor de unos ciudadanos que jamás pudimos acceder a la subasta de disposiciones.
En cualquier democracia de verdad, un caso como el de Montoro agrietaría los pilares del establishment político y obligaría a una investigación profunda y minuciosa de todo el sistema, con luz y taquígrafos de los medios de comunicación, es decir fiscalizada por los ciudadanos que finalmente son los que pagan las tropelías de los políticos deshonestos, pero España no es una verdadera democracia, es una monarquía franquista plena y consolidada, un país en el que no existe desde hace varias décadas una prensa garante de las libertades que van menguando golpe a golpe, perverso a perverso, tampoco existe una clase política capaz y capacitada para conducirnos a un proceso constituyente, serio y con garantías que pueda librarlos de la gangrena que nos pudre desde 1936, como no ha existido nunca desde la II Republica un sistema judicial realmente independiente y que actúe con justicia. Una monarquía con una casta financiera que corrompe e intoxica todo aquello a lo que se acerca porque es eso lo que lleva haciendo desde hace casi un siglo y porque tampoco sabe hacer otra cosa, siendo la verdadera causa por la que existen gusanos como Montoro en nuestras instituciones nunca desinfectadas de fascismo, tras medio siglo de estar empercudidas por la mugre fascista.
Existen algunos políticos, pocos, que intentan dignificar de nuevo su degradado oficio, sin conseguirlo porque sus esfuerzos, ímprobos, se ven enseguida contrarrestados por el colega que sucumbió al silbido del empresario corruptor. Existen jueces o fiscales, como Carmen García Cerdá que intentan cumplir con su labor, aunque eso les cueste abonar 1000 euros de multa por desobedecer las órdenes recibidas de su Fiscal Jefe en las que la conmina a olvidarse del asunto Montoro, y cuyos esfuerzos finalmente, en la mayoría de los casos, son arrojados a la papelera del “pelillos a la mar” en tribunales superiores. Existe un puñado de periodistas que intentan cumplir con su obligación contra el viento y la marea que levantan las furcias mediáticas que los fascistas pagan con el dinero de todos en el revuelo de sus faldas cuando ponen el culo para ser sodomizadas por quien les paga. Existen policías honestos que intentan cumplir con su deber y llevar ante una justicia que después los libera, a los numerosos hampones que medran en torno al poder en nuestra monarquía, incluso en la UCO, la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil que se olvida de incluir audios de descargo en sus informes por encargo, o se “entretiene” a la hora de investigar las más de 300 cuentas vinculadas a la trama de Montoro y que les ordenó investigar la fiscal García Cerdá.
En la consolidada y plena monarquía franquista española existe mucha gente seria dispuesta a cumplir con el trabajo para el que le pagamos, pero se ve obligada a operar desde unas instituciones que hieden a corrupción fascista porque nunca fueron desinfectadas por una presunta democracia que jamás ha sido tal, como mucho y siendo muy generosos, eso del “Estado de derecho” se nos quedó encogido con nuestra modélica y maravillosa Transición a un ejercicio más de derecho al pataleo que a un Estado que sigue en poder de los de siempre, y que se nos deja ejercer por el régimen para que nos desahoguemos en ello, y no nos dé por pensar en una puesta a punto de la guillotina.