Pintan Bastos


Fernando Alés.

Julio/25.

 

Malos tiempos para celebrar el solsticio de verano, porque las hogueras de San Juan este año, pueden arrasar el mundo, sea cristiano, musulmán o judío. Como digo, pintan bastos y puede haber hostias para todos.

 

 

Pues visto lo visto, creo el título de este mes es de lo más adecuado, porque otro título, podría ser: Vamos a llevarnos bien, porque si no, aquí va a haber ver hondonadas de hostias.

*(Parafraseando a Manuel Manquiña, en la película Airbag)

Aunque de llevarnos bien, nada, el asesino genocida Nethanyahu acaba de sacar a su perro de guerra; el muy estúpido, prepotente y fascista Donald J. Trump, que ha bombardeado sin contemplaciones tres instalaciones nucleares iraníes por su cuenta y riesgo, para contentar a su amigo el sionista y ya de paso, porque no decirlo, por su psicosis contra todo lo musulmán que pueda tener poder (saudíes aparte, que le han regalado un avión). Todo esto sin consultarlo y por supuesto sin la aprobación del Congreso de EE. UU, obligatorio para hacer una declaración formal de guerra. 

Algo de todo punto ilegal, desde el punto de vista legislativo norteamericano, así como desde el derecho internacional. 

¿Pero que le importan los formalísimos y la legalidad a un fascista? A él solo le importan sus intereses y llevar a cabo su delirante ideología, de sometimiento de todo aquello que no acata su voluntad. 

El epresidente de Estados Unidos, Donald Trump, con su gorra de "hagamos grande a América de nuevo". 

Créditos a quien corresponda.

Lo estamos viendo en su propio país; vulneración de los derechos de sus ciudadanos, acoso y deportaciones ilegales de emigrantes, persecución y acoso a manifestantes y todo aquel que ponga en cuestión sus dichosas “órdenes ejecutivas” arbitrarias y sin más consenso que su santa voluntad, afectando a la vida social y económica de sus propios compatriotas. 

Y por otro lado tenemos al "sion-fascista" Benjamín Nethanyahu, primer ministro de un país educado y radicalizado en el odio y la xenofobia hacia los legítimos habitantes del Estado de Palestina. Un político abrumado por la corrupción, que ha encontrado en crear un enemigo, primero en los palestinos y ahora en los iraníes, sin olvidar a sirios y libaneses, unos “peligrosos” enemigos contra los que hay que protegerse “preventivamente” y eso cala muy bien en la población israelí, educada en el imperialismo, la xenofobia, y el odio a todo lo que no sea semitismo y a él le salva su corrupto culo. 

Es el discurso perfecto para alentar a la población a contribuir con sus actos en la creación del Estado, del “Gran Israel” una quimera utópica que le sirve perfectamente para sus intereses de permanencia y limpieza de cara de fronteras para adentro. 

Me viene a la cabeza la caída y ejecución de Benito Mussolini, otro fascista que fue fusilado por los propios partisanos italianos y que acabó con sus huesos colgando en una Plaza de Milán. Algo que bien le podría pasar al del pelo naranja si por sus decisiones convierte su país en un Estado en recesión y con el agravante de sumergirlo en una guerra, incurriendo en un grave acto de traición a su patria, por intereses personales. Un conflicto bélico que podría ser regional o, en el peor de los casos, convertirse en un guerra mundial. Ya hay países con capacidad nuclear pronunciándose sobre este conflicto. Véase: Rusia, China, Pakistán, incluso Corea del Norte. 

Y “respecto al pueblo de Dios”, si realmente hubiera una mano divina, que ejecutara, a través de los países que acabo de mencionar, Israel, quedaría como Sodoma y Gomorra, reducida a cenizas, por su soberbia y su prepotencia. 

Malos tiempos para celebrar el solsticio de verano, porque las hogueras de San Juan este año, pueden arrasar el mundo, sea cristiano, musulmán o judío. Como digo, pintan bastos y puede haber hostias para todos. 

Si intentas encontrar una explicación a todo esto, solo se me ocurre una causa como la raíz del problema; por encima de creencias, ideologías, intereses geopolíticos y económicos, o religiosos: LA EDUCACION. 

En un mundo gobernado por el capitalismo, los intereses civiles quedan en segundo plano, prevalece el beneficio económico, la hegemonía de este sobre aquel, de forma despiadada si es necesario. 

La educación, la cultura, el conocimiento…, son obstáculos para quien pretende de sus votantes; de aquellos que los eligieron para regir el destino de sus vidas y su bienestar, fe ciega. Por lo tanto, cuanto menos conocimiento tengan más fácil será inculcarles dogmas, premisas o mensajes que favorezcan los intereses particulares de sátrapas que llegaron al poder engañando a quien los eligió. 

La ecuación es simple: Tres factores; educación, poder y población. 

El poder tiene en sus manos la cantidad y la calidad de educación que recibe la población y, por ende, su capacidad de criterio. 

No es lo mismo saber quién es, el Montoya ese de Gran Hermano, que saber quiénes fueron los filósofos griegos, por ejemplo. 

Eso lo sabe dosificar perfectamente el que controla los medios. Porque, si a más educación (capacidad de criterio) menos margen de maniobra para los oscuros intereses del poder, pues menos educación para que no piensen tanto. 

Con que sepan firmar una hipoteca o un crédito, es suficiente. Y respecto a la cultura general y la historia en particular, sabrán lo que a nosotros nos interesa que sepan. 

No es por lo tanto de extrañar que, en estos tiempos, la población se haya vuelto tan reaccionaria, que haya un auge en las ideologías fascistas. Que el fascismo que arrasó Europa durante la II guerra mundial, vuelva a estar presente, en nuestras vidas. 

Los poderes facticos han sustituido el conocimiento, por soflamas fascistas autoritarias, que hacen creer a la población que todo aquel no comulgue con sus ideas es un enemigo. De ahí, que haya una cantidad ingente de votantes “democráticos” que elijan a sus representantes entre aquellos que acabaran sometiéndoles a su voluntad. 

La falta de conocimiento genera ignorancia, esa genera miedo y en ese miedo es donde cabe todo tipo de mensajes salvadores. 

Y así estamos, de aquellos polvos esparcidos durante años entre el ideario popular, ahora tenemos estos lodos, donde si nadie lo remedia, acabaremos todos ahogados, rodeados de miseria y de muerte. 

Si todos tuviéramos más educación, seriamos más listos y los que se creen más listos, no nos podrían tomar por tontos. 

En fin… A los creyentes, que Dios se la dé y San Pedro se la bendiga, que yo ya no me creo nada. 


Añadir comentario

Comentarios

Todavía no hay comentarios