No mires arriba, ni a la derecha, ni a la izquierda.


Gragorio Duque.

Septiembre/25.

 

Hace mucho tiempo que como instructor de procedimientos sancionadores me inoculé el veneno de los hechos y nada más que hechos: fotocopiar el expediente y que te llegue sin nombres, sin direcciones, sin ninguna referencia que te pueda llevar a quién es el infractor. Y si tu propuesta de inadmisión o de calificación de sanción coincide con la que haces una vez conocedor de los datos personales, es que no te has equivocado.

 

En 2021, con el COVID-19 en todo su esplendor y del que no hubo un país que no institucionalizó el lema de que saldríamos de aquella vaina (los supervivientes) supervivientes, más fuertes, Adam Mckay escribió, produjo y dirigió Don't Look Up (No mires arriba, en España; No miren arriba, en Hispanoamérica) una película satírica con guion  apocalíptico, o una película apocalíptica con tintes de mala hostia, protagonizada en sus papeles estelares por Leonardo DiCaprio, Jennifer Lawrence y Meryl Streep.

Los dos primeros, dos astrónomos que se percatan de que un cometa viene contra la Tierra e impactará en seis meses. La tercera, una presidenta estadounidense rubia y con gorra, asesorada por gente incluso más idiota que ella y con un señor tan rico como imbécil, que al tiempo que lanza finalmente 24 drones contra el cometa, que son un absoluto fracaso, es capaz de finalizar en medio año una nave para 2000 elegidos que los mande de forma exitosa, esto sí, al exoplaneta  Atomarposaco, en una galaxia lejana. 

Recibió reseñas mixtas de los críticos: no fueron pocos los que la tildaron de basura. No obstante, fue nombrada una de las diez mejores películas de 2021 por el National Board of Review y el American Film Institute. Recibió cuatro nominaciones en la 94ª edición de los Premios Óscar, incluida la de Mejor película. También recibió cuatro nominaciones en la 79ª edición de los Premios Globos de Oro, incluida la de Mejor película - Comedia o musical, y seis en la 27ª edición de los Premios de la Crítica Cinematográfica, incluida la de Mejor película. Don't Look Up estableció un nuevo récord por la mayor cantidad de horas de visualización en una sola semana en Netflix y se convirtió en la segunda película más vista en Netflix dentro de los 28 días posteriores al estreno.

Recordemos la historia: Kate Dibiasky (Jennifer Lawrence), futura doctora en astronomía de la Universidad Estatal de Míchigan, trabajando con el telescopio Subaru, descubre un cometa previamente desconocido justo dentro de la órbita de Júpiter a 4,6 au del Sol. Su profesor, el Dr. Randall Mindy (Leonardo DiCaprio), calcula que impactará en la Tierra dentro de unos seis meses y es lo suficientemente grande como para causar un evento de extinción en todo el planeta, como la NASA lo confirma internamente. Acompañado por el jefe de la Oficina de Coordinación de Defensa Planetaria de la NASA, el Dr. Oglethorpe (Rob Morgan), conocido como "Teddy", junto a Dibiasky y Mindy presentan sus descubrimientos y pruebas científicas a la Casa Blanca. Son recibidos con apatía, incredulidad y desconfianza, por parte de la presidente Janie Orlean (Meryl Streep) y su hijo Jason, el Jefe de Gabinete (Jason Orlean).

Oglethorpe insta a Dibiasky y Mindy a filtrar las noticias a los medios, para presionar al gobierno a buscar una alternativa, y lo hacen en un programa de entrevistas matutino. Cuando los anfitriones Jack Bremmer y Brie Evantee tratan el tema con frivolidad, Dibiasky pierde la compostura y despotrica sobre la amenaza, lo que provoca que Kate sea objeto de burlas generalizadas en línea. Las noticias reales sobre la amenaza del cometa reciben poca atención pública y son negadas por el director de la NASA a Orlean, un importante donante de Orlean sin experiencia en astronomía. Cuando Orlean se ve involucrada en un escándalo sexual con su candidato a la Corte Suprema, desvía la atención y mejora sus índices de aprobación al confirmar la amenaza del cometa y anunciar un proyecto experimental para tratar de golpear y desviar el cometa usando armas nucleares.

Jennifer Lawrenc.

La misión se lanza con éxito, pero Orlean la aborta abruptamente cuando Peter Isherwell, el  Elon Musk travestido de director general multimillonario de la empresa de tecnología BASH y otro de sus principales donantes, descubre que el cometa contiene billones de dólares en elementos de tierras raras. La Casa Blanca acuerda explotar comercialmente el cometa fragmentándolo y recuperándolo del océano utilizando una nueva tecnología propuesta por los Premios Nobel de BASH en un esquema que no ha sido objeto de revisión académica por pares. La Casa Blanca deja de lado a Dibiasky y Oglethorpe mientras contrata a Mindy como Asesor Científico nacional para cooptarlo y trabajar con él. Dibiasky intenta movilizar la oposición pública al plan, pero se rinde bajo amenazas de la administración de Orlean. Mindy se convierte en una voz destacada que aboga por las oportunidades comerciales del cometa y comienza una aventura con Evantee.

Mindy, Dibiasky y Oglethorpe organizan una campaña de protesta en redes sociales contra Orlean y BASH diciéndole a la gente que "simplemente mire hacia arriba" y pide a otros países que realicen sus propias operaciones de interceptación de cometas. China, India y Rusia se han quedado fuera del acuerdo de extracción de cometas, por lo que preparan su propio esfuerzo conjunto para desviar el cometa, pero una explosión destruye su nave espacial, dejando a Mindy angustiado. El intento de BASH de romper el cometa para aprovechar sus minerales también sale mal, y todos se dan cuenta de que la humanidad está condenada.

Imagen: IA Alternativa Mediterráneo. uso Libre

No sé si a ustedes les pasó lo mismo al visionar la película. Les contaré lisa y llanamente lo que me ha pasado cada vez que la he visto, pues han sido varias: la presidencia de los Estados Unidos en manos de una prepotente, interesada, idiota y escandalosa sexual, no necesitó colocarle una gorra con el escudo norteamericano ni un familiar de jefe de gabinete ni un multimillonario pensando en repartirse las tierras para ser el clon femenino de Donald. Pero no sólo ahí quedan las semejanzas: si unos astrónomos te señalan que viene un cometa e impactará contra el planeta, la solución institucional es que el populacho no mire arriba, al igual que la solución de Gaza o Ucrania es no mirar el televisor o  la prensa, o cambiar el horario de almuerzo y cena para no coincidir con el horario del informativo que te cuenta del genocidio y hambruna de Gaza, o del bombardeo de hospitales y centros comerciales en Ucrania.

Hace mucho tiempo que como instructor de procedimientos sancionadores me inoculé el veneno de los hechos y nada más que hechos: fotocopiar el expediente y que te llegue sin nombres, sin direcciones, sin ninguna referencia que te pueda llevar a quién es el infractor. Y si tu propuesta de inadmisión o de calificación de sanción coincide con la que haces una vez conocedor de los datos personales, es que no te has equivocado. Pero a día de hoy, no equivocarte supone que puedas ser un facha, al considerar una infracción o un delito lo que sea quien sea el que lo cometa y se llame como se llame…y milite donde milite. Es el problema de las pésimas normas de este país hipernormativizado, con una clase política y un poder legislativo vago, mal formado y prepotente, al que se le advierte por los expertos que la norma va a ser una mierda pinchada en un palo y la promulgan, para después criticar a los que la tienen que aplicar porque no la aplican como ellos quieren, pese a que la norma no dice lo que ellos no fueron capaces o no quisieron recoger en la norma.

Algo tan fácil como, tras un concepto jurídico, recoger la norma lo que ha de entenderse por “buena fe”, “confianza legítima” “buen padre de familia” …llevaría a que el funcionario, fuera de VOX o de la Liga Trotskista, tendrían que aplicar sin margen de maniobra la norma. Pero no, resulta más fácil ordenar no mirar arriba, y que los acólitos puedan subirse a la nave y trasladarse al planeta Atomarporsaco o Atomarporculo, que está en la galaxia de enfrente, mientras que a cambio se hable de Pacto de Estado contra la crisis de Estado y no se haya ni negociado ni con los agentes sociales ni mucho menos con los partidos con representación parlamentaria. O que una comunidad autónoma decrete emergencia hídrica mientras que aplaude el incremento de turistas, que ya van por más de doce millones, y no se le acuerda a nadie plantear que ya es hora de cambiar por platos de ducha las bañeras y jakuzzis de los hoteles y apartamentos y casas vacacionales por lo menos hasta que se solucione la “pertinaz sequía”. 

Algo tan fácil. O tan difícil, por lo que parece. Porque el hecho es que si cuando eres opositor haz de cumplir la Constitución y la Constitución no considera como derecho fundamental el derecho a la vivienda, no puedes decirles a los funcionarios que no miremos arriba para aplicar esa ley por el derecho a una vivienda que catalogas de fundamental. Y si es constitucionalmente obligatorio tramitar presupuestos, no puedes justificar estando en el Gobierno que no es necesario, cuando por culpas de esos prorrogados Presupuestos no se pueden comprar hidroaviones o no se puede modificar el IPREM.

El Indicador Público de Renta de Efectos Múltiples (IPREM) es un índice empleado en España como referencia para la concesión de ayudas, subvenciones o el subsidio de desempleo. Nació en 2004 para sustituir al Salario Mínimo Interprofesional como referencia para estas ayudas. De esta forma el IPREM fue creciendo a un ritmo menor que el SMI facilitando el acceso a las ayudas para las economías familiares más desfavorecidas, mientras el SMI quedaría restringido a un ámbito laboral.

Del IPREM dependen, por ejemplo, las siguientes ayudas: asistencia gratuita, viviendas de protección, ayudas del alquiler, becas, subvenciones o el bono social eléctrico. Pero no miremos arriba. Los Presupuestos Generales del Estado no hacen falta, aunque el IPREM se publique anualmente a través de la Ley de Presupuestos, y tendremos que usar como referencia el último valor publicado de forma oficial en los últimos presupuestos.

No miremos arriba. No miremos la llegada de menores, cuando es la Comunidad Autónoma que los recibe la que tuvo que objetar que nunca le llegaría por mar a Galicia, Euskadi o Castilla La Mancha y que ahora se pelea por que sean todas las Comunidades Autónomas las que los acojan. ¿Cambiemos la ley? No. Mejor no mirar. Mejor discutir mientras siguen hundiéndose cayucos o se reduce el flujo a Canarias para pasar a Baleares lo que en su día llegó a Andalucía, sin que nadie de los que hoy lloran la insolidaridad fueran solidarios y acogieran hace décadas al excedente andaluz. 

No mirar arriba, para que cuando un país soberano sea atacado por otro país, el primero sepa que no va a poder ser miembro de organización internacional de defensa y que posiblemente será nuevamente atacado, como ya lo fue en 2014. No mirar a la derecha para saber que los EEUU no ayudarán a Ucrania ni en formar parte de la OTAN ni en la entrega de armamento ni en autorizar ataques transfronterizos, aunque vayan dirigidos a instalaciones militares, aunque el invasor ataque la capital, bombardee centros comerciales o bloques de viviendas o centros educativos o centros sanitarios, aunque sí que exista como vulneración del
derecho internacional. 

Imagen: IA Alternativa Mediterráneo. uso Libre

No mirar a la izquierda, para no ver a niños muriendo de hambre mientras los camiones de alimentos siguen detrás de la valla, para ver que el 80% de los gazatís muertos de bala lo han sido en las colas del hambre provocadas por el genocida de Netayahu, que considera “incidentes trágicos” las matanzas y bombardeos en hospitales, en campos de refugiados, y que aplaude la magnífica propuesta del candidato al Nobel de la Paz de trasladar los que queden en Gaza a Sudán del Sur, o dividir Ucrania al mejor estilo de Corea. 

Posdata: en la película, ya en los créditos y de ver el impacto del cometa en la Tierra, las 2000 personas que abandonaron la Tierra en una nave espacial construida en secreto antes del impacto del cometa, aterrizan en un exuberante planeta alienígena 22 740 años después, poniendo fin a su sueño criogénico experimental. Salen de su nave espacial desnudos y, en su mayoría, con las manos vacías, admirando el nuevo mundo habitable. A la presidenta Orlean le come la cabeza una gran criatura parecida a un pájaro que ella trató como a una mascota.

Porque la idiotez no se quita ni fuera del planeta ni con el tiempo. Miremos arriba, discutamos, razonemos, y votemos. 


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