Psicodelia y psicología



Inmaculada de Mácula.
Octubre/22
Casi siempre relacionadas por el “saber popular” con ritos esotéricos, las sustancias psicodélicas empezaron a utilizarse con fines científicos en los primeros años del siglo XX, experimentando con una serie de drogas que inducían estados alterados de la conciencia.
En la década de los 60, ya con las investigaciones muy avanzadas, se realizaron varias tentativas de utilizarlas como fármacos convencionales en sesiones de terapia psicológica, pero la mentalidad puritana y el miedo a lo desconocido de algunas organizaciones de extrema derecha que promovieron procesos judiciales contra los científicos que desarrollaban su investigación en torno a estas sustancias malograron los avances y obstaculizaron sin ninguna base científica su posterior desarrollo.
Debido a ello, la investigación con sustancias psicodélicas fue restringida en los humanos de forma severa hasta bien entrada la década de los 90. Fue entonces cuando se recupero la investigación sobre su potencial como posible tratamiento terapéutico, para combatir diferentes trastornos mentales contra los que hoy se usan de manera habitual.
La mayor parte de los compuestos psicodélicos –también conocidos como psicomiméticos, o alucinógenos, son de origen natural, esencialmente plantas y hongos, en su capacidad de producir una respuesta rápida y sostenida tras una administración son la mejor baza de los psicodélicos. Hay que compararlo con el abordaje convencional, basado en el uso de medicamentos que actúan sobre los niveles de neurotransmisores como la serotonina y la noradrenalina, como es el caso del popular prozac y otros fármacos, que necesitan un tiempo más prolongado de administración, a menudo varias semanas. Y, además, no son efectivos en muchos casos.
El fundamento de las propiedades antidepresivas de los psicodélicos se basa en la atrofia de las neuronas de la corteza cerebral, considerada como una marca distintiva de la depresión. Consiste en una alteración morfológica de las dendritas, las prolongaciones celulares que utilizan las neuronas para conectarse entre ellas. Al contraerse o desaparecer, las conexiones o sinapsis entre neuronas disminuyen de forma considerable.
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