Europa ha Muerto


Josemi Montalbán.

Septiembre/25.

 

 

Mientras la ciudad dormía soñaba yo que no está muerta, enterrada y corrompida aquella Europa de la solidaridad, de la justicia, de la ilustración y la democracia que vivimos tras el final de la II Guerra mundial, que seguía viva y con buena salud la Europa alejada del espíritu colonial, escrupulosa con el respeto a los derechos humanos, valiente defensora de los oprimidos (de algunos oprimidos), moderna, inconformista, y ariete del progreso en el mundo, con un peso específico en la escena internacional y respetada como potencia económica y militar.

Que no es verdad que Europa fue asesinada a comienzos del presente siglo por una traidora, Ángela Merkel (después, cuando ya era demasiado tarde y el cadáver empezaba a heder, arrepentida) a la que acompañaron comparsas traidoras como Aznar, servir cowboy de un lunático como George Bush junior, un parásito político que nos costó la vida de unos centenares de ciudadanos de este país que pagaron con su sangre el privilegio de poner los pies sobre la mesa del dueño del mundo que obtuvo Aznar después de besar el ojete de su amo durante muchas lunas. Un espíritu europeo que ha sido constantemente zaherido desde que se inició el milenio, traicionado y envilecido por siniestros personajes como Nicolas Sarkozy, un delincuente que desde el primer momento se echó en brazos de quienes pretendían asesinar el proyecto de una Europa independiente y libre del “celo” yanqui que, por “nuestro bien”, llevaba cincuenta años intentando interferir en nuestra política y atarnos en corto, acojonadito, por nuestro espíritu de superación, anhelo de independencia y sobre todo de nuestra cultura. Una Europa agredida por sicarios políticos como David Cameron, y desde luego el pirado Boris Johnson, y por lo que vinieron después Orbán, Macron, Meloni, Úrsula von der Leyen, y demás escoria fascista que nos ha conducido a una situación de absoluta dependencia de Estados Unidos al que pedimos permiso incluso para ir al excusado, que nos ha demolido aquella Europa justa, solidaria y culta, para construirnos una Europa sumisa, cobarde, al servicio de los especuladores de Wall Street, y adoradora del Dios dólar por encima de cualquier otra circunstancia, que se encamina, siguiendo las órdenes de un millonario octogenario y demente hacia una nueva carnicería que haga más ricos a los especuladores de la guerra, que siempre se lucran con la sangre de los pueblos, sobre todo de los pueblos traicionados por sus políticos.

Que nunca han existido los traidores como Orban, Abascal, Ayuso, Merz, Willders, o Le Pen, que han terminado de rematar a una moribunda Europa convertida ya en simple pelele de una nación, los Estados Unidos, que degenera a marchas forzadas esclavizada y sodomizada por un sistema depredador, el neoliberalismo, que se alimenta de la vida y las haciendas de los pueblos, un monstruo que se ha impuesto en todo occidente porque no encontró el contrapeso a su devastadora política de modos bélicos y belicoso discurso; porque Rusia estaba en coma, porque la Europa de la cultura ya no está para confrontarlo, y porque China se estaba desperezando.

Por desgracia mi sueño era pesadilla porque Europa está morreándose con el fascismo desde los inicios del presente siglo y eso del fascismo nunca trajo cosas buenas, ni aquí, ni en ningún otro lugar, pero la maquinaria propagandística de los especuladores de Wall Street es tan poderosa como el afán por el dinero fácil de los parásitos políticos, y ha logrado borrar de la memoria de los europeos, sobre todo de los “millennials”, los horrores que el fascismo derramó, no solo por toda Europa, también en el mundo, no hace de ello tanto tiempo, pero si demasiadas leyes de enseñanza.

Europa ha muerto. ¡Viva el quincuagésimo estado de los Estados Unidos de América!


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