Días en bucles y turrón
Fernando Alés.
Diciembre/25.
A veces, y visto que parece que los acontecimientos de suceden como si estuviéramos viviendo en un bucle sin fin; nos da, (o al menos a mí me da) la sensación de vivir el Día de la Marmota una y otra vez, como Bill Murray en la película Atrapado en el Tiempo (1988).
Todo se sucede igual una y otra vez; con diferentes personajes, diferentes escenarios, todo viene a ser igual y a la vez distinto; más acentuado, más deshumanizado, con actores cada vez más dramáticos (oprimidos más oprimidos y opresores cada vez más deshumanizados, más despiadados, psicópatas de manual diría yo, que hacen de este mundo el estercolero en el que nos ha tocado vivir).
Guerras, totalitarismos en auge, idearios reaccionarios que empujan para volver con fuerza. Una vez leí, que el capitalismo, permite el estado del bienestar, por temor a una revolución social que acabe con él. Pero con eso ya no hay peligro; la masa, la plebe, el populacho están bien controlados, alienados y adormecidos, tienen hipotecas, deudas, inseguridad, miedo, como tiene que ser. No hay vuelta atrás, revertimos inexorablemente hacia una recesión social equiparable a las condiciones sociales de principios del siglo XX.
En mi columna del mes pasado, hablaba de periodos cíclicos; pues estamos finalizando un ciclo. Bajando desde el pico hasta un valle que no sabemos que profundidad tendrá, (hablando en términos de sociológicos) pero que será una bajada continuada e irreversible.
El capitalismo, como si estuviéramos en una piscina, nos presiona para que no nos podamos mantener a flote, pero de vez en cuando nos deja sacar la cabeza para coger aire, nos permite momentos en los que pensemos que podemos superar las dificultades, que podemos ser optimistas, (entre ellos me cuento yo mismo), pero si somos realistas esto es una mera quimera, solo somos la fila de adelante en una partida de ajedrez, los peones prescindibles, aunque alguna rara vez, nos permiten convertirnos en Reina, para que mantengamos al ilusión. La máquina capitalista es implacable, avanza de forma sutil, pero sin descanso, como si fuera una apisonadora aplastando todo lo conseguido hasta ahora. Una vez dije en un aforismo, que el Capitalismo solo se interesa así mismo, lo demás le da igual.
Con el incremento demográfico y las nuevas tecnologías, la mano de obra será cada vez más barata, precaria y prescindible. Vamos hacia un mundo que ni en la distopia más delirante podemos imaginarnos.
A no ser que aparezca un genio, que como si fuera un apasionado artista, destruya por completo la obra que ha creado, al ver que no ha encontrado la perfección que buscaba.
Dicen que el bosque se regenera con más fuerza fertilizado con las cenizas de un incendio, una idea muy radical, es cierto; pero ante situaciones desesperadas, medidas desesperadas. O dicho de otra manera: Cuando ya no se tiene nada, ya no hay nada que perder (humanísticamente hablando). Es hablar por hablar; humanísticamente somos cada vez más pobres, pero materialmente somos de forma ilusa más ricos: Televisores, móviles, coches, etc, etc y etc. Consumimos, consumimos y volvemos a consumir… Que importa si como personas estamos completamente vacíos. No hay carencia, que una serie de televisión, o un buen móvil no puedan paliar.
Podría seguir hablando de esto, hacer matices, porque aunque es generalizado, hay excepciones, buenistas, optimistas, gentes (como yo) que todavía creen que esto se puede revertir. Aunque me temo que no será en esta generación, ni quizás en la siguiente.
Por poner un ejemplo simplista, es como si tuviéramos zapatos nuevos, nos gustan aunque nos aprietan y seguimos con ellos, aunque nos hagan heridas y cuando ya no podemos más, nos los quitamos, pero ya no podemos andar. Creo que con esto el mensaje queda suficientemente claro, como quedara también pronto olvidado. A nadie le gusta oír lo que no quiere saber.
Podría haber hablado como en columnas anteriores de la actualidad. De Gaza, de Ucrania, de Putin o de Trump, de la UE o de la ONU. De economía, cambio climático o derechos sociales. Y en el ámbito nacional, de Mazón, Ayuso, Feijóo, Pedro Sánchez, Ábalos, Cerdán, lawfare, etc… Pero respecto a lo mencionado antes, son asuntos menores. Son como fijarse en un grano de arroz en una paella o en un garbanzo en un potaje. “Pecata minuta”
Cualquiera de los mencionados anteriormente da para un artículo completo, incluso extendido. Pero solo es seguir alimentando el bucle una y otra vez.
Si quieres ver venir una tormenta, tienes que mirar por la ventana, no basta con lamentarte dentro de la casa, del frio que hace, porque a lo mejor la tormenta, es huracán y te lleva a ti y a tu casa por delante. (Me apetecía meter una metáfora aquí, disculpen la licencia)
Y hablando de frio, ya estamos en Diciembre, el mes de la navidad, de Papa Noel, de las comilonas, los regalos, los buenos deseos, las luces por doquier en las ciudades y en los hogares de la gente de buena voluntad, en fin… La parafernalia típica de estas fechas, donde olvidarnos por unos días de la realidad, entre jamones, mariscos y turrones.
No me extenderé más. Uniéndome a la vorágine festiva os deseo una Felices Fiestas a las gentes de buena voluntad. Espero que quede alguien, de buena voluntad, digo.
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