Conciencia Clase
Rafael Narbona Monteagudo.
Diciembre/25
La conciencia de clase es la ética del precariado. De cada cual según su capacidad, a cada cual según su necesidad.
El origen de todos los males y miserias está en creer que algunas personas están por encima de otras. Hace unos días, un médico se quejaba en mi presencia de sus bajas retribuciones y celebraba que las enfermeras ganaran menos. Esa clase de reflexiones nacen de no comprender que un médico solo es para el sistema capitalista un precariado altamente cualificado. El capitalismo degrada a los seres humanos a la condición de mercancías con un valor variable. Para las elites económicas, un médico solo es un criado especializado. Sucede lo mismo con los intelectuales, propensos a creerse muy especiales y por encima de los demás.
La falta de conciencia de clase del precariado está provocando que unos trabajadores se enfrenten con otros, que los más jóvenes ataquen a los pensionistas por cobrar más que ellos o que se perciba a los inmigrantes como una amenaza. Esas querellas ocultan que el el 1% más rico acumula una porción significativamente mayor de la riqueza que el 90% restante. Solo un cambio del modelo social acabará con esas aberraciones. El lema del socialismo marca el camino: "de cada cual según su capacidad, a cada cual según su necesidad". La frase es de Marx y aparece en su obra Crítica del programa de Gotha de 1875.
El capitalismo deshumaniza y envilece a las personas. Y utiliza la falsa idea de la meritocracia para justificar las desigualdades. Las grandes fortunas no se hacen con trabajo, sino con maniobras especulativas y explotación laboral. Yo hice una carrera, disfruté de una beca de personal investigador gracias a mi expediente, aprobé unas oposiciones, he publicado más de dos mil artículos y ocho libros (muy pronto nueve). Sin embargo, gano menos que una amiga rumana que trabaja como peluquera y manicurista, desplazándose a domicilio. Lejos de molestarme, me alegra, pues me parece muy bien que esta clase de fenómenos bajen los humos a la pequeña burguesía, casi siempre despectiva con la clase obrera.
La conciencia de clase es la ética del actual precariado, que se encuentra en una situación no tan opresiva como el proletariado del XIX, pero que está sufriendo los abusos del capitalismo. Hasta que eso no se comprenda y se superen las actitudes elitistas, una minoría seguirá acumulando y el resto, penando.
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